La keta: ¿un caballo de Troya en la salud mental?
Del uso callejero a una promesa para la salud mental.
Desde las veterinarias para anestesiar caballos, hasta las raves, los estudios de grabación y las sesiones terapéuticas. Ca7riel y Paco la utilizaron como llama creativa para dar vida a su álbum “Baño Maria”, Elon Musk la considera una herramienta para tratar la depresión. En el lado oscuro, se rumorea que Matthew Perry (Chandler en Friends) abusó de ella causando su muerte. Algunos periodistas la definen como monstruosa, mientras que las terapias alternativas exploran su potencial para transformar vidas. Entre el escándalo y la medicina, ¿hasta dónde llega el poder de esta sustancia?
Una historia en primera persona.
En un barrio del conurbano, Bea, conocida desde siempre por ser “la mina sana y aburrida” –nunca fumó, ni tomó, ni probó nada ilegal– se convirtió en el rostro silencioso de la lucha contra la depresión. “Antes, la veíamos siempre en la vereda, sonriente y llena de vida”, comenta Mirta, su vecina. “Pero desde que la depresión la atrapó, la casa de Bea se convirtió en un santuario del silencio: el pasto ya no deja ver el frente y las persianas están siempre cerradas”.
Diagnosticada con trastorno depresivo mayor desde hace 14 años y tras sucesivos intentos de suicidio, Bea había probado de todo: terapias convencionales, más de 20 medicamentos distintos, y hasta se sometió a terapia electroconvulsiva, que tuvo que abandonar tras perder tanta memoria que no podía recordar cómo manejar el auto… hasta que, en un último intento, se adentró en una terapia clandestina con ketamina, dado que en nuestro país como en tantos otros su potencial terapéutico permanece vedado por las regulaciones. “Al principio tenía miedo, pero después de tanto sufrimiento, no me quedaba nada que perder”, cuenta. Hoy, por primera vez en mucho tiempo, siente que algo en ella empieza a cambiar.
Depresión, una tendencia global en aumento.
Detrás de la conmovedora historia de Bea, existe una realidad mucho más grande y preocupante. Según la Universidad Católica Argentina, en el país, una de cada cuatro personas ha experimentado síntomas de depresión. Las estadísticas reflejan una tendencia preocupante: el número de personas que sufre este padecimiento (aún a veces sin ser diagnosticado) crece cada vez más.
Pero, ¿qué papel juega la ketamina en este contexto? Usada originalmente como un anestésico para animales, la keta viajó desde las veterinarias hasta convertirse en una herramienta para quienes ya han agotado todas las posibilidades (o casi todas). Su mecanismo de acción es tan genial como complicado: bloquea los receptores NMDA (N-metil-D-aspartato) del glutamato, lo que desencadena una cascada de reacciones que favorecen la plasticidad sináptica y, en muchos pacientes, una rápida mejoría en el estado de ánimo, desarrollando nuevas conexiones de pensamiento. En dosis bajas, esta sustancia induce un estado disociativo donde la mente se separa de la realidad, permitiendo ver el mundo desde una perspectiva casi onírica. Este efecto, que parece salido de una película de ciencia ficción, ha llamado la atención de investigadores y médicos. La ketamina es única por la rapidez de respuesta que proporciona. De hecho, en un estudio pionero de Berman et al. (2000) se demostró que una única sesión con ketamina redujo los síntomas depresivos hasta en un 50% en solo unas horas. Algunos años después, las investigaciones de Zárate et al. (2006) confirmaron que, en pacientes con depresión resistente, hasta el 70% mostraron mejoras significativas en cuestión de 24 horas. (El año próximo se cumplirán 20 años desde que esta información vió la luz).
Seguridad y eficacia.
En las investigaciones es crucial discernir mejor quién puede beneficiarse de la terapia con ketamina, cuál debe ser el protocolo adecuado y, lo que es más importante, cómo funciona. Este procedimiento debe darse en un entorno terapéutico controlado y bajo la supervisión directa de profesionales, como parte de un tratamiento de psicoterapia más amplio. Cabe destacar que actualmente los psicodélicos se utilizan únicamente en pacientes que han agotado otros tratamientos y que han pasado por un riguroso análisis psicológico y físico, para aminorar riesgos.
Una investigación de 2022 que se titula “Efectividad de la ketamina en el mundo real para la depresión resistente al tratamiento: una revisión sistemática y meta-análisis” se confirma que los efectos antidepresivos son verdaderamente significativos ante la actual epidemia mundial de depresión que anuncia la crisis de sentido. Esta es una verdadera crísis mundial en salud mental y la ketamina ofrece un rayo de esperanza real.
Acceso y mercado clandestino.
Paradójicamente los mayores índices de depresión y ansiedad se dan en personas con menores recursos, y en contraposición, el fenómeno psicodélico de Argentina termina siendo exclusivo de las clases medias y altas de la sociedad, quienes acceden al mercado clandestino, que además de mostrar precios desorbitantes, no asegura que lo que estén consumiendo, surta el efecto esperado.
Como era de esperar, una vez más los psicodélicos se posicionan en el centro de un debate entre la medicina tradicional y las terapias emergentes. ¿Podrá esta sustancia ser el caballo de Troya que finalmente rompa las barreras del estigma y el sufrimiento?
Es necesario abrir espacios de debate fructíferos y poner a disposición información relevante para mitigar padecimientos para los cuales las Terapias Asistidas con Psicodélicos muestran tener cada vez más evidencia y respaldo.
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