¿Te pusiste a pensar alguna vez que mayormente vemos solo la parte final de los procesos que ordenan y conforman nuestro mundo? Me explico: pensá en lo que tenés frente a vos, un celular o una computadora. Este dispositivo electrónico es el resultado de una larga cadena de procesos. Pero también pasa lo mismo con cosas más simples, por ejemplo, si hoy comiste una fruta, disfrutaste del resultado final del ciclo de reproducción de una planta, que suelta sus semillas para repetir el proceso de la vida (semilla, planta, floración, fruto, semilla, repite ad infinitum).
Con los hongos pasa lo mismo. Pensá en uno, ¿qué ves? Seguramente lo primero que se te viene a la cabeza es una seta: algo parecido a una planta, con un “tallo” (que se llama pie) y el sombrero en su extremo superior. Sin embargo, esta imagen mental que asociamos con los hongos es solamente el cuerpo fructífero, el resultado final de su ciclo de vida y el comienzo de su próximo ciclo de reproducción. (pues cuando madura, vuelan las esporas)
El reino Fungi es mucho más complejo de lo que pensamos. Debajo del cuerpo fructífero, hay otra parte que se oculta a la vista. Esta parte invisible es el micelio, la estructura más fundamental que conforma a los hongos, gracias a la cual se alimentan y producen el fruto. Es por esto que, si nunca habías escuchado al respecto de esta red subterránea que sostiene al hongo o no conocés bien su funcionamiento, acá vamos a tratar de desentrañar sus misterios.
Azul como una naranja: en busca de las condiciones adecuadas para la vida
Paul Élouard escribió uno de los versos surrealistas más enigmáticos que existen: “la tierra es azul como una naranja”. Lo primero que genera esta afirmación es desconcierto, su sinsentido escapa a la lógica. Pero, ¿y si las naranjas pudieran ser azules? ¿Cómo?
Imaginemos una naranja dejada a temperatura ambiente en un día un poco nublado. La ibas a comer inmediatamente después de sacarla de la heladera, pero te olvidaste. Volvés un par de horas después a buscarla, y tiene una mancha azul encima. Se ha formado moho.
Una vez que el moho es visible, ya no se puede comer esa naranja, porque se liberaron dentro de ella micotoxinas invisibles, inodoras e insaboras que podrían enfermarte. Entonces, lamentablemente, vas a tener que tirarla. Pero no todo está perdido, esto nos puede enseñar algo sobre las condiciones ideales para que proliferen los hongos.
Todos los hongos pluricelulares están conformados por un micelio (esto excluye a las levaduras, que son unicelulares). Para que el micelio crezca y pueda producir los cuerpos fructíferos, son necesarias condiciones específicas que lo ayuden. Estas condiciones son las siguientes:
Humedad en el ambiente superior al 94%.
Temperatura cálida, entre 10°C y 40°C, dependiendo de la especie.
Fuente de alimento adecuada para esa especie (granos, tejido animal, etc.).
Niveles de PH ácido, 1 a 8 puntos en la escala, considerando que 7 es un PH neutro.
Ventilación y circulación de aire adecuados.
A causa de estas condiciones, los hongos aparecen en donde lo hacen. Por ejemplo, un cebú comió pasto con esporas de cucumelo. Estas esporas colonizaron los nutrientes en su estómago, y creció el micelio ayudado por la acidez de los jugos gástricos. Después la mezcla salió del tracto digestivo hacia el suelo en forma de guano, llovió un rato, lo que aumentó la humedad, y salió el sol, lo que subió la temperatura. El resultado final son las famosas setas de cucumelo que se encuentran en el campo.
En la década de los 70, gracias al trabajo del etnomicólogo Terence Mckenna, este ciclo de crecimiento y desarrollo de los hongos terapéuticos se perfeccionó para realizar cultivos en espacios cerrados. De esta manera, en la actualidad, con muy pocos elementos y el procedimiento adecuado, es posible obtener un gran volumen de setas en poco tiempo.
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La vida se expande constantemente, y, en un organismo que está muriendo, como los tejidos vegetales o de animales en descomposición, existe nueva vida que está creciendo a un ritmo sorprendente. Esto nos lleva a la próxima parte del ciclo, el crecimiento de los hongos.
El metabolismo de los hongos: ¿Cómo crecen y se expanden los hongos en el sustrato?
El sistema digestivo de los hongos está conformado por hifas, unas células alargadas y con forma cilíndrica. Al observarse en un microscopio, estas células emulan una red de cañerías o hilos, entrelazados entre sí, que se ramifican y se vuelven a unir. En su conjunto, todas estas células forman el micelio.
A fin de disolver el tejido que les sirve como nutriente, las hifas secretan enzimas. Esto es lo que conocemos comúnmente como putrefacción.
Al realizar la descomposición, un pequeño porcentaje de los nutrientes simples que se extraen son absorbidos por las hifas. El resto de estos nutrientes se libera en el suelo, donde quedan disponibles para ser absorbidos, a su vez, por las plantas, que servirán de alimentos para otros animales e incluso para los hongos mismos, cuando sus tejidos empiecen a descomponerse nuevamente.
Un sistema complejo con mecanismos que todavía no comprendemos tan bien
Si se analiza estructural y funcionalmente el micelio, su forma coincide en gran parte con la forma que tienen las redes neuronales. Aunque no funcionen de la misma manera, ambas redes tienen nodos y están interconectadas en todas sus partes.
Por mencionar un ejemplo muy particular, en casos como los de los hongos micorrízicos, el micelio se conecta con las raíces de los árboles y de otras plantas, a las que les proporciona nutrientes, información y agua. De esta manera, se forman organismos simbióticos muy complejos, de los cuales todavía no conocemos a fondo su funcionamiento.
¿Sabías que el ser vivo de mayor tamaño más longevo es un hongo? Se trata de una red de micelio de la especie Armillaria ostoyae que se encuentra en un bosque al noreste de Oregon, Estados Unidos. Su extensión abarca unas 965 hectáreas, lo que equivale a unos 1.930 campos de fútbol. Según estimaciones, tendría unos 2400 años de existencia, aunque hay expertxs que afirman que podría tener hasta 8600 años.
Además de conectarse simbióticamente con organismos de otros reinos animales como las plantas y los insectos, también los micelios de dos cepas distintas de hongos pueden conectarse entre sí. Este fenómeno se denomina ciclo de reproducción sexual de los hongos. Al intercambiar información genética, estos dos micelios luego producen un fruto con mutaciones, cuyas esporas producen una nueva cepa con un genoma distinto de las dos cepas que la originaron.
Por su parte, un hongo también se puede reproducir a sí mismo de forma asexual. Cuando el micelio determina que las condiciones de crecimiento son las adecuadas, produce un primordio, que es la forma inicial del cuerpo fructífero. Si el ambiente continúa siendo propicio, el primordio crece y da un fruto maduro. Por último, el fruto libera las esporas en el aire y estas, al llegar a una fuente adecuada de nutrientes, se convierten en hifas de un nuevo micelio, que colonizan el sustrato y empiezan así el ciclo nuevamente.
Desarrollar una nueva mirada más profunda sobre el mundo que nos rodea
Las girgolas, los champiñones, la melena de león, el hongo pollo y los hongos terapéuticos, absolutamente todos los frutos de los hongos que conocemos, se originaron a partir de un micelio. Por más diferentes que sean sus formas y propiedades, todos los hongos pluricelulares se desarrollan con el mismo ciclo que explicamos anteriormente.
Por lo tanto, aunque esta base fundamental de los hongos no se encuentre a simple vista, el micelio está presente en la mayor parte de los ecosistemas que conocemos. Y se encarga de la tarea clave de realizar la descomposición para que los nutrientes que se desprenden de los tejidos muertos puedan ser aprovechados después.
Teniendo en cuenta todo esto, ¿qué tal si pudiéramos cambiar la perspectiva con la que percibimos al reino Fungi? De esta manera, sería posible comprender mejor la complejidad de la vida y la interconexión que existe entre todos los seres vivos, tanto entre sí como con su entorno. Donde parece que la vida está terminando, otra nueva forma de vida está naciendo y crece fecundamente.
Por último, si tenés ganas de aprender más sobre este fascinante y misterioso reino de la naturaleza, en el workshop de autocultivo de Psicodear vas a encontrar datos alucinantes sobre la historia del uso tradicional en latinoamérica, la biología y el uso moderno de los hongos psilocibios. Y, además claro, vas a poder cultivar tus propias setas en casa!
Referencias bibliográficas:
https://www.uacj.mx/ICB/UEB/documentos/16.%20Hongos%20Mucilaginosos.pdf
https://laderasur.com/articulo/micelio-las-impresionantes-redes-naturales-de-la-tierra/